Si la felicidad de mi vida depende de mis pensamientos como decía Marco Aurelio, no puedo ser feliz con mi semana ni optimista con mi futuro. Es cierto que he entrenado bien, pero con las piernas muy cargadas. He competido en un test de 15K donde no he hecho caso a la consigna de mi entrenador. Me pedía ir al ritmo que, en teoría, llevaré en la maratón (5:30), pero me calenté y fui más rápido (5:18), pero no lo suficiente como para estar satisfecho de mi marca y por supuesto aún menos por no haber controlado mis impulsos. Así que no obtuve ni un trabajo bien hecho ni una sensación buena de fortaleza. También es cierto que la carrera vino precedida de días difíciles y cuando la cabeza no está limpia las piernas pesan mucho más.
Hemos concluido el primer tercio de la preparación y la nota es buena, pero quedan aún dos tramos en los que todo va a complicarse muchísimo. Octubre será un mes de muchísimos kilómetros, muchos más, y tengo la sensación de que me duelen más cosas que las piernas, pero con calma y método, podré con todo.
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