25 agosto 2024

Diario de un maratoniano novato. Capítulo 2.


 

Zamora no se ganó en una hora.


A veces me ha dicho algún amigo crítico que correr es el deporte más simple y económico, que basta con ponerse unas zapatillas, un pantalón corto y echarle unos kilómetros. Que los runners hemos exagerado la pasión, que somos unos frikis que gastamos mucho innecesariamente en zapatillas, equipamiento de todo tipo, alimentación complementaria, etc. Qué atrevida es la ignorancia suele ser mi respuesta dentro de la cordialidad. Estoy seguro que tú también lo has escuchado alguna vez. Es cierto que el atletismo es un deporte básico, pero eso no quiere decir que no tenga aplicaciones tecnológicas basadas en la mejora del rendimiento del corredor y, sobretodo, en la reducción de los plazos de recuperación. La investigación de las marcas deportivas no sólo tienen el objetivo de sacar modelos de zapatillas atractivos que mejoren nuestras marcas y que nos apetezca comprar, también se invierte mucho esfuerzo y talento en el propósito evitar lesiones. Y después, cada corredor tendrá el gusto por un color o la predilección por una marca. Yo siempre llevo el mismo modelo de zapatillas, pero tengo la suerte de que, cuando las jubilo a partir de los 700 kilómetros más o menos, puedo comprarme las que me dan más fiabilidad de un color distinto y así no tengo nunca la sensación de que como "pan con pan".

Esta semana ha sido la segunda de las dieciséis del solemne reto que es preparar un maratón, el leitmotiv de este diario. Ya van sumando los kilómetros y acumulándose sensaciones en las piernas. Me estoy dando cuenta que esto es muy difícil y que estoy lejos de las perspectivas de mi entrenador, aunque es cierto que esto acaba de empezar y quedan dos meses y medio para el día D y que las malas sensaciones que tengo ahora irán mejorando con el avance de las semanas y la deglución de kilómetros. Así que conviene mantener la calma que esto es muy largo.

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