08 octubre 2010

Paral.lel



Los bípedos racionales cruzan varias veces la calle del miedo, algunos se defienden sableando con su empuñadura protusiva mientras otros esperan a que pase el torrente agazapados en un portal que les hace de cueva esperando a que una gentil vecina les abra la puerta y les prepare una sopa caliente y les preste una manta, son dos formas de pasar el frío y de cruzar el umbral del pánico, los echados para adelante y los conservadores de espíritu, que además de soñadores, pues no conozco a ninguno que le abrieran el portal, ahorran las fuerzas del riesgo para cuando haya que emplearlas a fondo. Y de pronto la vida les hace zas!, y les pone delante de una muchacha sin portal que les calienta sopa y les alarga su propia manta para compartir su propio calor, o para alejarse del mismo frío que a ambos les congeló y les mantuvo intactos de fuerzas y de compatibilidades. En esta situación me encuentro ahora, compatibilizado en fuerza y en calor, y gestando... porque la simpleza de una compatibilidad es una quimera de alto precio, o quizá de poca accesibilidad, y hay que valorarla como algo único. Sólo los afligidos en desgraciadas son conscientes de lo que vale una compatibilidad de caracteres, que germina buscando la sempiterna subsistencia genética que nos hará inmortales. Las dos rayitas han crecido, y el rosáceo fondo se ha aclarado bajo dos barrotes indeformables como los de una prisión que por dentro rebosa de esperanza.