23 enero 2011

A medio camino



Parecía que un embarazo iba a ser un tránsito lento que cruzaría un par de estaciones cuando se recibió la primera noticia, y sin darme cuenta nos encontramos en el ecuador del primer viaje que hará mi hija, el que le traerá a la vida, a este mundo quebrado que transita entre miedos y temores de ruina. Todo ha sido relativizado con la lenta llegada de un bebé que justo a mitad camino de mis mimos empieza a parecer una muñequita bronceada que querrá subirse a la proa de mi piragua mientras reme con más fuerza para contemplar como el viento inclina su rubita melena. Queda para eso aún demasiado, pero es imposible no soñar con las cosas que haremos juntos para deleite de la amistad entre un padre y su hija. Ahora tan sólo tiene 5 meses y empieza a empujar con sus piernecitas el vientre de su mamá, disfruta escuchando música clásica y se retuerce cuando la intento familiarizar con la radio del deporte... parece mentira, pero me da la impresión de que se está gestando una nena con buen gusto auditivo; en todo no se puede parecer a su padre....