25 febrero 2011

Mis dudas al aire


Al final de la semana, y entre devaneos mentales, me ha sorprendido una duda que aún no ha encontrado respuesta:
¿Por qué cuando tu mujer se queda embarazada todas sus amigas le acarician la tripita dándole la enhorabuena y ninguna me acaricia el paquete mientras me dice "buen trabajo"?

20 febrero 2011

Espigón de Levante


Qué bonito es el mar en invierno, y qué bonito pace sin oleaje. Lo que en el Cantábrico es marea, en el Mediterráneo oleaje. En mi playa frecuento desde siempre una escollera que está delante de la casa de mis padres, desde niño. Allí he pasado fatales momentos y muchos aún mejores, como ayer. Ayer llevé a mi niña en el vientre de su madre hasta el extremo de mi espigón favorito para que se familiarice con el entorno, con el olor a sal, con la brisa que impregna, y con los saltitos entre rocas que dará para cruzarlo. Allí estuvimos los cuatro, con el perro incluído. Fue un mediodía con olor a salitre que aún me está durando.

08 febrero 2011

25 años después...



Es cierto que la revolución tecnológica que han supuesto las redes sociales, también tienen un flanco positivo. En mi caso me ha traído un alegrón repentino que se ha cocido en medio año, que es el tiempo que hemos necesitado unos cuantos ex alumnos del Col.legi L'Assumpció de La Vall para reunir a cuatro decenas de ex-alumnos, que además eramos muy amigos, para organizar una cena de reencuentro. Poco a poco ibamos localizando a gente que estaba más que perdida por diversos rincones de España, y les íbamos uniendo a un grupo que habíamos creado en Facebook. Un grupo que hemos ido ayudando a crecer hasta que agregamos a casi todos, pues aún quedan reacios que no se han adherido, pero que seguro se unirán. Como si de una broma se tratara empezamos a retarnos, y finalmente establecimos una fecha para el encuentro, el 5 de febrero, en la puerta del cole... Allí fuimos acudiendo en masa, yo fui muy puntual, pero me sorprendió que cuando llegué ya había en la puerta del Bar Brasilia, junto al colegio, más de 20 personas. Y a la llegada se desencadenó un rosario de besos y abrazos con todos en medio de una alegría que amenazaba desbordarse. Los organizadores del encuentro contaron con todo, y ningún detalle quedó descuidado. En la puerta del colegio nos estaba esperando un fotógrafo que iba a inmortalizar el reencuentro, bravo por los previsores, y juntos fuimos caminando cruzando la ciudad hasta el lugar de la cena, que no podía ser otro más simbólico que el salón de eventos de la Caja Rural. Parecía que no había pasado un cuarto de siglo, parecía que hacía sólo una semana que habíamos terminado el colegio, ibamos todos dichosos charlando, en grupos, pero al mismo paso. En la cena hubo algún parlamento que otro, y mucho ambiente. En una ocasión fui al wc y charlando nos juntamos 8 personas en una perfecta representación del camarote de los hermanos Marx, desternillados de risa y fumando a escondidas de la ley antitabaco. Esa escena fue un auténtico despelote. Después de la cena tuvimos una discomóvil que también habían contratado los organizadores, vamos que no nos faltó de nada hasta las tantas de la madrugada. Fue una noche intensa que me devolvió a mi adolescencia, quizá los mejores y más inocentes años de mi vida. Una resurrección de recuerdos aletargados de las tonterías de clase, del grupo de teatro, de los partidos del patio, de la excursión de fin de curso de 8º... una sinfonía de entusiasmo de todos al mismo tiempo, pues estoy seguro que para todos ha sido ésta una de las alegrías más intensas que hemos vivido durante mucho tiempo. Esos son mis colegas, mucho más que mis compañeros, que éramos una piña y que me tendrán toda la vida para lo que necesiten. Una pandilla de inocentes que se ha hecho un poco más mayor y que recuerda con añoranza que aquellos años en los que jugábamos en la calle eramos muy felices.

05 febrero 2011

Más allá de la vida



Como con cada película de Eastwood, he acudido al cine con una gran espectativa. Soy devoto de la obra de este maestro, que tras 30 años dirigiendo, no va a pasar a la historia como uno de los más grandes directores, porque a Clint le hemos coronado en vida como uno de los mejores, sin necesidades de póstumos homenajes. Pero el cénit de su ingenio ya quedó marcado en Mystic River para mi, y las subsiguientes han sido películas de un altísimo nivel, pero quedarán como secundarias entre su filmografía. Más allá de la vida me ha dejado un sabor amargo, no porque la esperaba mejor, sino porque durante gran parte de la película creía que se me estaba consumando la decepción. No obstante he salido del cine mejor que entré, pero dudoso respecto al debate del más allá, que creo que es lo que pretende Eastwood con esta cinta. Es decir, la moralina queda tocada por el mensaje, pero no por la calidad del argumento, entrelazado en tres historias diferentes de gente que ha llegado a convivir con la muerte y cuyas historias se acabarán cruzando. Éste género ya lo hemos visto muchas veces y quizá no sea en esta película donde más brillo tenga, pero en el cine hemos llorado todos, y de eso para Clint también se trataba, así que si váis al cine, llevad pañuelos si os apreciáis los puños de vuestras mangas.