22 abril 2011

Carta de un científico a Alejandro Sanz



Hola Alejandro,
Hace muchos días que ando dándole vueltas a la ley Sinde , a los derechos de
autor, y leyendo tus desafortunados tweets . Ahora que tengo las tres cosas
juntitas, déjame que te comente algunas cosas.
Soy científico, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y
actualmente ?Visiting Assistant in Research? en la Yale School of Medicine,
en New Haven, Conneticcut.
Trabajo en el desarrollo de  vacunas para el tercer mundo, centrando mis
esfuerzos en la Leishmaniasis , una enfermedad olvidada que mata e
incapacita en África, Asia y Sudamérica. Sí, esos mismos sitios para los
que, de vez en cuando, puedes montar una parranda benéfica. Y aunque no lo
sepas (y muchas personas no lo saben) es esa enfermedad que hace que miles
de pobres niños tengan el vientre hinchado y mueran. La misma que hace que
sus padres no puedan trabajar. Entre nosotros, ese tipo de enfermedades que
hace que el tercer mundo siga siendo tercer mundo.
Cuando consigo que mi trabajo funcione, tras muchísimas horas de laboratorio
exponiéndome a múltiples riesgos para mi salud, intento publicar mis
resultados. ¿Sabes lo que pasa cuando lo hago? Que la revista se queda con
todos mis derechos de autor. CON TODOS. Si quiero, no sé, poner una figura
de mi trabajo en algún otro formato, tengo que pedir permiso. Por mi figura.
Por mi trabajo. Y te hablo de figuras en blanco y negro. En color no podemos
pagarlas.
¿Sabes por qué? Porque PAGO POR PUBLICAR. Sí, en serio, lo hacemos. Mi
laboratorio tiene que pagar para poder difundir los avances científicos que
puedan curar a esos niños o a sus padres en el futuro. PAGO POR PUBLICAR y
tengo que pedir permiso por mi figura, por mi trabajo.
Ahora podrías meter en 140 caracteres que luchar por mis derechos no me
impide que tú lo hagas por los tuyos; yo seguiría leyendo.
Desde que el hombre es hombre, desde que el ser humano es humano, ha
demostrado que necesita expresar sus sentimientos. Y de ahí surgió el arte.
También, al mismo tiempo, surgieron las preguntas de qué hacía aquí. Los
famosos ?de dónde vengo, quién soy y a dónde voy?.
Y es que las dos cosas, ciencia y arte, son humanas, pero no por ello
profesiones.
Mira, no sé, 100 o 200 años atrás. El arte lo hacía el que podía
permitírselo. Y la ciencia también. Hasta Darwin descubrió el origen de las
especies en un tour por el mundo, en el que vio que los pinzones de unas
islas tenían los picos más grandes que otros. La gran revolución científica
vino de un viaje de alguien que pudo permitírselo.
Ahora, industria mediante, los artistas cobran por entretener y los
científicos cobran por descubrir cosas. Una maravilla para los que no somos
de familias ricas y queremos hacer ciencia o arte.
Yo me he quejado y mucho de mi falta de derechos . De intentar defender lo
que ahora, para mí, es más que un reconocido trabajo. Y también creo cosas .
La diferencia es que yo con un salario tengo bastante. Y lucho por un
salario digno. QUE ME PAGUEN POR MI TRABAJO. No creo que tenga sentido que
me paguen tiempo después por mis logros. Te recuerdo que lo que yo quiero es
una vacuna para el tercer mundo. Y pagar mis facturas. No quiero ningún
rendimiento extra que no me merezco. No quiero derechos de autor, quiero que
mis avances sigan derechos a conseguir su objetivo.
Entiendo que quieras que te paguen por tu trabajo. Y deberías (que lo haces)
negociar lo que te paga una discográfica por grabar un nuevo disco. O que
defiendas tu caché en los escenarios. Pero cobrar también impuestos sobre
los CD´s , discos duros, lo-que-sea que la S.G .A.E quiera inventar para
sangrar al ciudadano medio, perdóname muy mucho, pero yo, lo veo excesivo.
Intentar lanzar una ley que te permita cobrar más de lo que te toca porque
la industria que a ti te trata bien se está muriendo, lo siento, pero no.
Limitar las libertades individuales para maximizar vuestro beneficio no es
justo.
¿Sabes por qué tengo un blog de divulgación científica? Para que el mundo
vea que la ciencia es importante. Para que posiblemente en el futuro sea una
profesión digna . Yo no busco hacerme rico. Yo no quiero recortar
libertades. Yo lucho por cambiar la industria que hace que mi actual
profesión me obligue a tener otra con la que, juntas, poder pagar las
facturas.
Y por favor, no vuelvas a comparar los derechos a recibir medicamentos de
los niños pobres con el derecho a declarar culpable de piratería a diestro y
siniestro. Que ya lleváis demasiado tiempo cobrando por ello. Renovaros o
morid. Pero no hables de los que de verdad mueren aunque de vez en cuando
reciban tu calderilla.


Atentamente,


Lucas Sánchez.

06 abril 2011

Museo Fundación Antonio Pérez en Cuenca

foto Gloinred


En el corazón del centro histórico de la monumental Cuenca se ubica la casa familiar de Antonio Pérez, un conquense intransigente con la dictadura que se exilió en París durante el franquismo y donde forjó una estrecha amistad con Buñuel o Saura. Una de las manías inconducibles de Pérez era el coleccionismo absurdo. Recogía todo objeto que carecía de dueño, y otros con dueño se los agenciaba pidiendo permiso, sin agruparse en ningún género determinado. Todo lo que le resultaba gracioso tenía para él un necesario cuidado, si recogía un viejo soldadito de plomo lo restauraba y comenzaba a buscar sin descanso más soldaditos de plomo, y así amasó carteles de cine, tapones de botellas, matrículas, objetos publicitarios, chapas de calles y un sinfín de series de cosas asombrosas que llenan hoy día por completo un magnífico edificio lleno de estancias, pasillos y escaleras que es un auténtico laberinto y que recomiendo su visita y perderse en él. Del súmum del coleccionismo se ha creado una fundación con el soporte de la Diputación de Cuenca que organiza eventos culturales en Cuenca y que es la meta de muchos coleccionistas que algún día les gustaría imitar y tener expuestas sus joyas con el esmero y el espacio para ellas que tuvo el genial Antonio Pérez. Es una visita obligada si visitáis Cuenca, tan obligada como las Casas Colgadas o la Ciudad Encantada, seguro que os dejará huella.