07 octubre 2024

Diario de un maratoniano novato. Capítulo final.


Correr es un deporte que parece simple, pero que en absoluto lo es. No consiste en ganar necesariamente a nadie, basta con ganarte a ti mismo, con superarte, con conseguir metas, tiempos y objetivos que parecían lejanos, pero que con esfuerzo y mucha disciplina se acaban consiguiendo. La preparación para correr un maratón es en sí un reto, tan importante como poder correr algún día esa prueba. Dieciséis semanas de enclaustramiento, de dieta sana y de no cometer excesos no lo es todo. Esos factores hay que conjugarlos con la suerte y contigo mismo. Muchos runners proceden de otros deportes y traen consigo cicatrices ocultas, sus viejas lesiones que, aunque curadas, dejaron su huella y a veces recidivan. Hace 72h hice una tirada larga de 24 kilómetros que acabé muy bien, con buen tono muscular, con baja frecuencia cardíaca y con mejor ritmo del que me pedía Redo, mi entrenador. Al final del día siguiente, cuando se cumplían exactamente 24 horas, un dolor insoportable vino a mí, a mi rodilla derecha. Alguna vez me había quejado de mi tendón rotuliano y con antiinflamatorios y reposo solía eludir la situación. Pero esta vez no fue así, el dolor crecía, la inflamación era muy visible y Mer, mi pareja que es mi refugio y mucho más que eso, me sugirió ir al hospital a hacer una prueba de imagen que nos diera un primer diagnóstico. Sabía que algo no iba bien, aunque no lo quería imaginar, pero el resultado fue evidente. Hay una calcificación que está molestando al tendón y que tiene su origen en un desgaste de mi menisco interno. Conclusión: si con una carga semanal de 60 kilómetros y un rodaje de 24k ya me dejado ko, no quiero saber lo que pasará cuando corra 42k de un tirón. El dilema no admitía que lo dudase, prefiero salud a reto. Quiero ser un deportista feliz corriendo medias maratones y sin lesiones a uno que, por correr una maratón, acaba en un quirófano o con una lesión mucho más importante para siempre. Así que, en minutos sabía la respuesta. Aquí acaba el reto y la ilusión; no voy a correr el Maratón. Pero estoy muy bien, incluso feliz. He sentido que soy afortunado porque me devuelven la comprensión, solidaridad y amor que yo siento, que para mis chicas sigo siendo un héroe que les ha demostrado mi enorme capacidad de sacrificio. Pero la vida es mucho más que una maratón y yo tengo la autoestima suficientemente consolidada que no necesito demostrarme nada.

He hablado con Redo y hemos tenido una conversación muy bonita. Puse todo de mi parte, pero no pudo ser y no pasa nada. No podré correr este maratón ni ninguno más en mi vida porque no es aconsejable y porque no quiero que un capricho se anteponga a la lógica y, nada más, esto ha sido todo. 

Gracias a los lectores, a mi hija Toya que tanto creía en mis piernas y a los amigos del Redolat Team que me habéis acompañado en cada kilómetro. Esta ha sido una gran experiencia, preparar el reto con vosotros y vuestros consejos ha sido muy chulo. Y cómo no, gracias mi amor, sé que apoyaste mi idea desde el primer día y lo ibas a hacer hasta la llegada de la alfombra azul. Pero nuestra meta ahora es otra y esa es para toda la vida que nos queda por vivir y la viviremos juntos, cogidos de la mano.