Había que evolucionar la sociedad e incorporar registros que la adecúen con los nuevos tiempos. Uno de esos registros necesarios era igualar a las hembras con los machos, y ojo con que éstos abusen de su superioridad y las vejen, porque he aquí lo que se denomina 'maltrato', y con su persecución se pretende erradicar los desequilibrios de trato que han habido desde siempre en muchas familias, pero también está sirviendo para amedentrar y mantener en el vilo del suspiro a muchos varones cuando una mujer amaga con denunciar, porque el hombre sabe que la primera prevención que se le va a imponer es alejarlo mediante orden, algo que está muy lejos de la presunción, y que a muchos hombres les mancha para siempre.
Recientemente he conocido una sentencia en la que el juez ha absuelto a un presunto maltratador, o dicho de otra manera, el juez ha sobreseído el intento a toda costa, de una mujer, de arruinar para siempre a su ex marido, después de que éste tuvo que pasar por una visita policial, una orden de alejamiento y señalamientos con el dedo de todo el mundo. Ahora nadie seguirá creyendo a la mujer amarga que vive de su victimismo, mientras prolonga bajas laborales que le sirven para pasear al perro con más tiempo. La justicia también se ha propuesto acabar con las impostoras, las mentirosas, las que abusan de la cara de pena que ponen, las malas actrices que durante un tiempo han engañado hasta a sus propios hijos diciéndoles que su padre es un delincuente, pero que olvidó que las mentiras suelen tener las patitas muy cortas.