Pocas bolas de partido han podido con la más grande, y ésta también la va a salvar y va a levantar el partido, y lo hará subiendo a la red. Martina Navratilova es un icono de mi adolescencia, que coincidió con su reinado indiscutido en una gran época del tenis, era casi invencible y fue la primera prodigiosa de la raqueta. Hace casi seis años tuve la suerte de asistir en directo a su reaparición tras varios años retirada, en los Juegos de Atenas. Conseguí una entrada de primera fila y me emocioné cuando saltó a la pista un par de minutos más tarde de las otras jugadoras del doble, bajo los acordes de Where the streets have no name de U2, y estuve muy cerca de sus sonidos y palabras. Aquella noche ateniense con Pableras y Amps, aquella semifinal que perdió contra las japonesas y que le apartó del Oro olímpico, el único título que le faltaba. Ese fue su penúltimo disgusto, pero me quedará para siempre su puesta en escena, creciente como el ritmo de la canción. Este es el partido de Maritna, la revolucionaria campeona, primera que confesó su homosexualidad, y hoy en España aún se remilgan, y hace de eso treinta años, la última bola de break, pero queda partido por luchar por la vida.
U2 where the streets have no name
4 comentarios:
Todos los amantes del tenis estamos consternados a la espera del resultado del partido. Seguro que lo ganará a base de drives.
Suerte la tuya de disfrutar de ella en vivo.
Un abrazo,
Anduve tiempo queriéndo volver a verla, como a McEnroe, pero con éste no tuve la misma suerte, César.
Enorme canción, enorme Gueina
Genial el artículo. Me sorprende que recuerdes la canción. Fue un gran momento. Histórico, sin duda. COmo tú dices sú penúltimo break.
PD: me ha parecido excesivo lso titulares en telediarios acerca de una enfermedad como la suya que no es mortal, y que no se ha muerto. Cuando se muera si es para aparecer en titulares.
Publicar un comentario