Sé que será muy discutible si es la mejor y poco conocida obra de Truffaut, coincidermos en lo segundo, aunque reciente (1977) en su filmografía, pero respecto a lo primero, pocos me han dado la razón cuando he comentado que para mí sí es la obra maestra de François Truffaut.
El film te lleva con él, empieza en el funeral del protagonista, y repasa el porqué de la pasión de este soltero de mediana edad por mirar y amar a las mujeres, su necesidad de quererlas tanto, y el porqué ellas también le corespondían. Charles Denner borda el papel de desdichado. En España la hemos conocido como El amante del amor, pero hablar de Truffaut merece que no se traduzca el título de la película, como me sucede con casi todo el cine francés. Denner, en quien también confió el maestro en las cintas Una chica tan decente como yo y La novia vestía de negro, y que así mismo brilló con el genio Lelouch en Toda una vida, es un apasionado mujeriego de ejercicio que filtrea con su fondo romántico, el que lleva en el interior de su coraza, y que le hace escribir sobre ellas con pasión, un fácil papel que representamos la mayoría de los varones, aunque no en esa escala numeral. Nosotros nos volvemos locos por ellas hasta hacerlas enloquecer por ti, arquetipo de actuación del romántico que se abandona a los retos, por difíciles que sean.
Con ese carácter perseverante, comorbido de pasión que le conduce por las curvas de la vida. Y su vida son las mujeres, y sus curvas. Esas que nos imantan al hierro severo y violento que les hace a ellas rendirse a ti, y algunas a enamorarse demasiado.
Su final es patético, morinbundo en un hospital, hasta que se vuelve a dejar llevar hasta, poner su punto final. El mismo que el de todos los hombres, que morimos por ellas y ellas se matan por nosotros, una contradicción rotunda que matiza la diferencia. Morimos por ellas y ellas se matan por nosotros, que es muy distinto aunque el resultado sea igual de infame.
8 comentarios:
Para amar hay que salir de uno mismo, conocer y querer a un otro real, cargado de virtudes y de defectos. Para estar enamorado no es necesario todo eso, es mucho más fácil, ni siquiera hay que salir del yo.
Jon, aplaudo tu nueva eleccion de pelicula de la Nouvelle Vague, reconozco que no es mi pelicula favorita de truffaut pero sí una de las mas representativas de este director, y digo esto porque vislumbra una de las obsesiones que tuvo: las mujeres.
Desde mi punto de vista narra una efectiva propuesta, la busqueda del amor o por lo menos abrazar la idea del amor que el personaje principal descubre en cada una de sus relaciones. Me sorprende como Bertrand (Charles Denner) nos recrea su biografia enfocando algunas experiencias eroticas adquiridas con mujeres que han desfilado por su vida. Es latente el fetichismo de Truffaut que se transmite en los planos de piernas y zapatos de tacon (entre otros), "las piernas de las mujeres son compases que circulan el planeta dandole equilibrio y armonia". Las relaciones en la pelicula resultan efectivas todo el tiempo, cada relacion desentraña las pasiones mas profundas de sus conquistas, que se muestran agradecidas con él, pero siempre revelan un reproche..."Si me quisieras un poquito serias perfecto".
La encuentro en mi modesta opinion una pelicula original, sin pretensiones intelectuales pero dirigida a un publico inteligente gustoso de tematicas que aporten reflexion en su vida..
jorge, tenemos que ver deuville, pero cuando pasen las "lluvias", que aquí todos se mojan, sobretodo las que olvidaron que a la calle se sale con paraguas.
ACLARACION: por aluiones explicitas(anouk) e inplicitas(spleen), este artículo sólo es una crítica cinematográfica, con mi propio lenguaje. Lo cual no quiere decir que YO me vea REFLEJADO en el actor protagonista, que no quiere decir que este producte abunde en nuestra suciedad, perdón...sociedad. O nadie conoce un "Bertrand" en su entorno???
Que chulo tío. En esta página sí puedo ecribir, de esto sé algo más que de futbol.
...Pues sueltate Alf
Me fascina Truffaut, su cine vitalista, su naturalidad fílmica y, sobre todo, sus películas más románticamente viscerales; dentro de éstas últimas hay dos que las tengo tatuadas en el corazón: “Jules y Jim” y “Las dos inglesas y el amor”.
Dichas películas, al igual que “el amante del amor”, nos muestra la particular concepción del amor del director francés: como algo tremendamente poderoso y tremendamente frágil; como algo siempre trágico puesto que o el amor muere o los amantes mueren y el amor no, lo que es aún peor.
Un beso
cuanta raz-on, las mujeres son unas egoistas, hay que bailar a su ritmo y cuando no tienen mocos te tiran como un kleenex malas p*****
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