09 noviembre 2009

Driving


Viajaba el domingo de mañana soleada, escuchando el Bookie de Elefant y el Waltz del los Locos de Nacho Cano, casi no había más trayecto que dos canciones tan diferentes como las sensaciones que tuve de camino. Puse el piloto automático a 137 kms/h al límite del disparo del radar y disfrutaba de la música, la luz del trayecto y de mis pensamientos. Iba a un bautizo, uno de esos actos sociales a los que no irías nunca, y menos cuanto más cercano sea el compromiso. Un día de posturas y banalidades, en los que me toca decir las mismas nimiedades que tendré que decir el día de Navidad, un plus de esfuerzo que en ocasiones es como subir a pedales un puente de autopista. A mitad de trayecto recibí un mensaje que me decía que Gui ha aprobado su primera evaluación de mayorcito, y estoy seguro que será maquinista de alta velocidad. En la otra punta de la provincia, una fiesta de globos festeja la llegada del otoño, con vientos rasposos que atizan. Son fines de semana diferentemente mejores, que viajan a prudente velocidad de crucero, aunque las ganas de correr son templadas por las amenazas de los radares. Con la constancia de un motor diesel y el reprís de un bólido de carreras, necesaria combinación para atajar las curvas, y macerar las rectas.

Grazie per existire

music ELEFANT bokkie

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, como siempre.
Estoy de acuerdo contigo en lo de los bautizos y las reuniones de navidades ufff.....
besitos.
ppenelope ;-)

Angelbetis dijo...

mooola este tema... contundente.. de carretera.. y para ir mosqueao!!!