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Me veo en una ola que vuelve a mi, tras muchos años. Hemos vuelto a la iconografía del pasado, se lleva la moda retro. En realidad hace años que en las islas británicas se llevan las sudaderas antiguas, las zapatillas de marca que ni recordabas, y en las tendencias hay que reconocer que los hijos de la gran bretaña mandan desde que Drake nos dio aquella soberana paliza en las aguas y la Armada Invencible nos dejó con el culo al aire. Desde hace casi quinientos años, los ingleses mandan en lo que tienen que mandar, en la música, en la política y en la moda. Y cómo no en la expansión de su cultura imperialista que simboliza su union jack, su bandera tricolor.

Hasta he visto unas zapatillas All Star decoradas con el círculo de Warhol que abanderó a The Who, las vespas de Quadrophenia se ven aparcadas en las aceras de Ritalandia, las gabardinas y parkas han abrigado el invierno y hasta los ultras llevan al fútbol pancartas mod, y seguramente no tendrán ni idea de que significa ese apócope. Mi música, mi forma de vestir, mi creencia MODernism nunca caducaron, y ahora me siento imitado por la manada borreguil que se ha colado en la fiesta colorista de una cultura que perderá su esencia a medida que crezca su consumo.